Es muy común que a veces
los padres intenten ayudar a sus hijos en todo lo que ellos hacen, pero
inconscientemente, por el mismo desconocimiento, utilizan métodos poco
apropiados de educación, no siendo la mejor forma para potenciar el
liderazgo en ellos.
El Dr. Tim
Elmore, fundador y presidente de la organización "Growing Leaders",
hace un intento por ayudar a los jóvenes a convertirse en los nuevos líderes de
este mundo. Elmore ha escrito también varios libros, y en unos de ellos
conocido como: "Artificial Maturity: Helping Kids Meet the Challenges of
Becoming Authentic Adults" habla sobre los errores fundamentales que
se deben evitar a la hora de ser
padre, para que sus hijos puedan llegar a convertirse
en buenos líderes.
A continuación las 7 conductas a evitar:
1. Predicar sin el ejemplo
Los niños
aprenden de lo que les dices, pero sobre todo de lo que ven. Si les dices que
dejen de estar todo el tiempo con el celular, pero te ven a ti haciéndolo,
difícilmente harán caso, porque ellos quieren ser como su padre y su madre, y
aprenden, sobre todo, por lo que observan. Cualquier cosa que les pidas,
necesitas darles ejemplo, como los hábitos del trabajo, el orden, la
sinceridad, la alegría o la actitud positiva.
2. Evitar a toda costa que los niños vivan riesgos
Muchos padres
protegen demasiado a los hijos, y según explica Elmore, evitar a toda costa que
experimenten el riesgo, no les ayuda, ya que la vida tiene riesgos, y si bien
los niños, sobre todo cuando son pequeños, necesitan seguridad y protección de
forma progresiva, es importante que vayan aprendiendo a desarrollar sus propios
recursos para enfrentarse al riesgo, la adversidad o el conflicto. Esto les
ayudará a ser capaces de asumir riesgos cuando en el futuro quieran crear su
propio negocio o liderar equipos de trabajo.
3. Confundir talento con madurez
Hay niños
prodigio, algunos con notas excelentes o con mucha capacidad para hacer amigos.
Por mucho talento que tenga tu hijo, es probable que haya áreas donde no esté
educado y necesite seguir trabajando para mejorar. Si es muy hábil con los
números, recuerda que también necesitará madurar emocionalmente; y si es un
genio de las relaciones sociales, recuerda que también necesitará disciplina.
4. Rescatar demasiado pronto
Los ninos que
son rescatados rápidamente se acostumbran a que sus actos nunca tienen
consecuencias negativas, porque lo que observan es que siempre que cometen un
error se soluciona pronto y sin su esfuerzo. Esto es lo más opuesto a la vida
real y al día a día de cualquier líder, que constantemente se enfrenta a
pérdidas o conflictos a partir de sus errores o los de su equipo. Por eso,
Elmore recomienda dar espacio a los hijos para que noten las consecuencias de
sus fallos y encuentren sus propias soluciones.
5. Mostrar entusiasmo con facilidad
Si además de no
recibir las consecuencias de sus errores se acentúan excesivamente los aplausos
por sus aciertos, el niño acaba viviendo en una realidad distorsionada de la
que es el centro de atención y donde no hay dificultad. Se recomienda dar
reconocimiento a los hijos, pero no en exceso.
6. No contar los errores y las debilidades propias
Muchos padres y
madres tienen la falsa creencia de que el hijo les querrá o admirará más si
nunca les ve fallar, pero el líder que más inspira es aquel que también muestra
su vulnerabilidad. El padre que sólo cuenta sus éxitos hace creer al hijo que
es perfecto, y se pasará la vida tratando de serlo también, sin aceptar ni
gestionar bien sus fracasos. Además, con el tiempo es probable que se
decepcione al descubrir que su padre tenía errores, así que es mejor que su
admiración y afecto desde pequeño se base en una imagen lo más realista y rica
posible.
7. Dar una recompensa por cada logro
Igual que el
reconocimiento, los regalos y premios deben tener un límite. Hay momentos en
que los niños necesitan darse cuenta de que es su responsabilidad hacerlo bien,
aunque nadie se alegre por ello ni le premie por hacerlo. La tarea bien hecha
debe ser un premio en sí mismo para que se acostumbre a ser responsable